lunes, 23 de marzo de 2015

SOLO PARA TI


HIJO DEL PERRO AGUAYO (Q.E.D.P.)

Hay una expresión que dice que la lucha libre en Japón es un deporte, en Estados Unidos es una broma, y en México, una religión.

Y este sábado, 21 de marzo del 2015, nosotros feligreses al deporte del pancracio, amanecimos con la noticia que uno de nuestros dioses había muerto, el Hijo del Perro Aguayo.

¿Se exagera cuando atribuimos propiedades divinas a atletas de carne y hueso?

No, no se exagera, como tampoco se hace al dolernos por la muerte de El Hijo del Perro, el líder máximo de La Jauría del Terror, el Arquitecto de la Lucha Libre.

Que su máximo logro luchistico fue quitarle la cabellera al Cibernético en una memorable lucha en el 2013.

Pero lo recordaremos por haber devuelto a la lucha libre mexicana la popularidad que perdía frente a la WWE estadounidense.

De pronto dejo de ser un acto marginal acudir a la Arena México “Catedral”, el templo de la colonia Doctores, a echar tacos y beber litros de cerveza bajo una máscara de algún ídolo

Se va El Hijo del Perro a lo alto del Olimpo mexicano. Apenas nos recuperábamos de la última perdida sobre el ring, la de Oro, en 1993. Y es que en México, si un luchador muere sobre el cuadrilátero, es elevado súbito a los altares del país.

Ahí reposa el alma ensangrentada del hijo del Can de Nochistlan, Zacatecas.





Pedro Aguayo Ramírez nació el 23 de julio de 1979 y desde pequeño sabía que el ring era su futuro. No por nada era el Hijo del Perro Aguayo, una leyenda viva de la lucha libre azteca.

En su debut, el entonces llamado Perrito enfrentó a otro luchador que, aunque joven, ya tenía una experiencia considerable: Juventud Guerrera; sin embargo éste estaba enfrascado en su propio duelo ante Rey Misterio Jr.

La rivalidad entre los cuatro jóvenes ameritaba llegar más lejos, y AAA fijó una fecha notable para el duelo final: el 3 de diciembre de 1995, día en que por primera vez la empresa pisaría el escenario que hasta poco tiempo atrás era la sede de una de sus primeras competidoras, Lucha Libre Internacional, conocida también por las siglas de sus títulos: la Universal Wrestling Association, el Toreo de Cuatro Caminos, a la postre escenario base para los eventos magnos de AAA

La llegada de AAA al Toreo fue precedida por una gran campaña en los medios especializados, y para el acontecimiento el Lic. Antonio Peña preparó un cartel casi de la magnitud de una Triplemanía. 
En una de las luchas de fondo (así es, no en el turno estelar), llegaría el momento definitivo para la rivalidad entre los cuatro jóvenes del momento: Aguayo, Picudo, Misterio y Juventud. 

La modalidad: relevos increíbles, donde la pareja perdedora se enfrentaría entre sí, máscara contra máscara o máscara contra cabellera.

Tras una vertiginosa primera caída, Perrito y Picudo resultaron derrotados, viéndose obligados a luchar en duelo de apuestas.

Con mucho pundonor, sin duda heredado de su padre, El Hijo del Perro Aguayo sorprendió a su rival y consiguió la victoria. Con ella, la máscara del Picudo, Arturo Hernández.

Al término de la batalla, otro rudo rockero, Jerry “El Puma” Estrada, apareció para atacar a Perrito, quien durante un buen tiempo continuaría siendo el joven a vencer -y a humillar- para los rudos de la compañía, que en ese momento contaba con nombres como Pierroth Jr., Los Villanos, Psicosis -Nicho el Millonario- y muchos más no menos temibles.



Hoy, el Hijo del Perro Aguayo ha tomado su nuevo rol en la historia, el del luchador consolidado.

Desde su debut en 1995, el Hijo del Perro Aguayo hizo frente a veteranos de la AAA y se asoció con su padre para ganar algunos títulos. Con el tiempo, se hizo un nombre por su cuenta y firmó la ‘lanza’, ‘silla’ y ‘perrito driver’ como sus técnicas más famosas.

Además, el tema ‘Perros’, del Cartel de Santa, fue su tema de entrada.

En 2003, el luchador se marchó al Consejo Mundial de la Lucha Libre (CMLL) como técnico, pero no fue bien recibido por la afición y por eso al poco tiempo pasó a ser un rudo de la firma.

El Hijo del Perro Aguayo se marchó de la CMLL en 2008 para formar su propia firma, Los Perros del Mal Producciones, junto a los miembros de su equipo, Los Perros del Mal, Damián 666 y Mr. Águila. Su empresa compitió directamente con sus antiguas casas de lucha libre.

Con el paso de los años, el Hijo del Perro Aguayo se habría convertido en un líder muy importante y, sobre todo, en un luchador maduro y listo para cualquier reto. A su regreso a AAA, ha entablado rivalidad con luchadores como El Mesías, Dr. Wagner Jr. y Los Psycho Circus.

Sin embargo, Aguayo regresó en junio de 2010 a la AAA junto a sus compinches, pero al poco tiempo sufrió una lesión que lo marginó durante unos meses.
Si bien regresó al ring en diciembre de ese año, en abril de 2011 fue operado de emergencia para extirparle un tumor del tamaño de una pelota de golf del estómago. Felizmente, el tumor era benigno, pero pasó el resto del año en tratamiento.

El Hijo del Perro Aguayo siguió su carrera sin mayores problemas, con triunfos y derrotas, hasta que el 20 de marzo de 2015 sufrió un trauma cervical severo en una lucha contra Rey Mysterio y Xtreme Tiger en Tijuana, en Baja California.

La lesión fue el resultado de una patada de Rey Mysterio Jr, que hizo que Aguayo cayera mal sobre las cuerdas y se golpeara la tráquea. El luchador fue atendido de emergencia, pero murió la madrugada de ese fatal 21 de marzo en un hospital de la ciudad de Tijuana.

Sus grandes triunfos hacen notar las máscaras de:
-         El picudo
-         The panther

Y las cabelleras de:

-         El cobarde (2)
-         El picudo
-         El dandy (2)
-         Cien caras (2)
-         Negro casas
-         Universo 2000
-         Héctor garza
-         Cibernético


Descanse en paz uno de los grandes, el líder de la Jauria, el gran Pedro Aguayo Ramírez, mejor conocido como “Perro Aguayo Jr”, “el Can Mayor”



Erosguau




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jueves, 5 de marzo de 2015

A N H E L O



Anhelo
 caminar bajo
 la lluvia
 descalzos,
 acariciarte
con tu ropa pegada
 a tu
 cuerpo;
 mirar tus dulces ojos,
 susurrarte
 te amo,
desear que
 esos segundos
sean eternos.

Saborear juntos
 un bombón
 con nuestras lenguas,
 lamer el exceso
 de chocolate
 de tus labios,
 percibir el calor
 de la tersura
 de tu epidermis,
 fundirme en ti
 sin pudor
 ignorando
 los extraños.
Atrapar tu respiración
 que invade
 mis poros,
 beber
 las gotas
 de lluvia
 de tus
 zonas erogenas;
 cubrir con
 pétalos de rosas
 tu esbelta desnudez,
 devorarte
 con la miel
 desde tus pies
 hasta tu boca.

Desplegar
 mi virilidad
sobre tus
 senos ardientes,
 rozando tu ombligo
 hasta llegar
 a tu pubis,
 irrumpir vertiginosamente
 en tu hoguera sagrada,
 embestirte hasta
 que mi simiente
 te inunde.




S.Q.



Erosguau




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miércoles, 4 de marzo de 2015

EL DIA QUE CHESPIRITO DESENMASCARO A EL SANTO Y A BLUE DEMON



En 1983, Roberto Gómez Bolaños , “chespirito”, viajó a Estados Unidos para presentarse al lado de su grupo de actores en el mítico Madison Square Garden, de New York (el cual llenó dos veces en un solo día). El espectáculo estaría reforzado con otros artistas y un encuentro de lucha libre, el cual estaría protagonizado por Santo, el Enmascarado de Plata, y la leyenda azul, Blue Demon.

Gómez Bolaños relata en sus memorias (Sin querer queriendo, 2012, ed. Aguilar) que ya conocía a los iconos del deporte espectáculo de este país, pero siempre con sus máscaras:

“Al Santo lo delataba su voz, que era más aguda (casi tipluda) que la que lucía en las películas, donde siempre era doblado por alguien de voz gruesa. Y a Blue Demon lo denunciaban sus manos, pues éstas no sólo eran enormes, sino que, además, mostraban la terrible deformación que le había causado una artritis de grado mayor”


Recuerda que ya en el avión, el cual iba con pocos pasajeros, ambos gladiadores portaban su máscara y sólo se la cambiaron por una con el mentón abierto para poder comer mejor, haciendo plática Santo y Chespirito durante buena parte del vuelo. Sin embargo, al llegar a Miami, donde la aeronave hacía escala, y donde los mexicanos tendrían que pasar por la revisión aduanal, el comediante recordó:

“Yo notaba que faltaba algo que debía estar ahí. Ah, claro: lo que faltaba era un par de máscaras de luchador. Y mi mirada se paseó por todos los alrededores sin alcanzar a ver el menor vestigio de máscaras. Pero al llegar a la ventanilla de migración, oí una voz aguda idéntica a la que había charlado conmigo a bordo del avión (otro más observador se habría dado cuenta de que la ropa de quien hablaba también era la misma que llevaba mi reciente compañero de viaje.)… Para confirmar todo lo que iba yo deduciendo, el hombre estaba acompañado por otro, cuyas manos eran enormes y estaban notoriamente afectadas por la artritis”

“Pues sí, eran El Santo y Blue Demon, quienes habían tenido que despojarse de sus máscaras para pasar la aduana, conscientes de que, en lugares como ése, los gringos son capaces de quitarle la máscara hasta Michael Jackson (aunque hay quien asegura que no es una máscara eso que trae éste en la cara). Por lo tanto, a los luchadores no les quedó otro remedio más que permitir que yo conociera su verdadera personalidad”.

Tras cubrir el trámite migratorio, Chespirito recuerda que fue abordado por varias personas, quienes le pedían un autógrafo o simplemente lo saludaban, momento que aprovechó el sublime cómico para hacerles una broma a los gladiadores:

‘¿Por qué no aprovechan para pedirle un autógrafo al Santo? Porque ahí como lo ven, ese señor es el gran luchador’




Excuso decir que estuve a punto de morir fulminado por las miradas que me lanzó entonces Rodolfo Guzmán Huerta, nombre verdadero del Santo (¡y menos mal que se limitó a lanzarme miradas en vez de patadas voladoras o yeguas voladoras!), sobre todo cuando yo insistía:

‘¡De verás es El Santo! Lo que pasa es que se quitó la máscara’

Pero la gente mostraba la mejor sonrisa de incredulidad que pueda uno imaginarse. ¡Cómo diablos iba a ser El Santo ese inofensivo caballero, con cara de buena persona y cuyo aspecto podía corresponder al de un burócrata!


Entonces, El Santo se dio cuenta de que ésa era la realidad: Nadie daba crédito a mis palabras. ‘Lo que sucede –debía de pensar la gente—es que Chespirito le quiere jugar una broma a ese señor, que seguramente es su amigo’. Y luego, siguiendo ya en la misma corriente, El Santo sonrió y dijo:

‘Sí, yo soy El Santo. Y éste –añadió a su compañero—es Blue Demon”

Chespirito narra cómo la gente tomó a bien su puntada al “burlarse” de esos señores maduros, los cuales, ya sin pudor, admitían ser las leyendas de la lucha libre mexicana, cosa que ninguno de los presentes aceptaba. También recuerda que al volver abordar, uno de los dos gladiadores, sin precisar cuál de los dos, dijo con melancolía:

Ésa es la inobjetable realidad:“sin la máscara no somos nadie”



SL



Erosguau



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