jueves, 8 de diciembre de 2011

CARTA A PAULINA PEÑA PETRELLINI




Carta a PAULINA PEÑA PETRELLINI por HECTOR ZAGAL
Jueves 08 de Diciembre de 2011 13:33

No tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres, desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestia al escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio. Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él.

En una democracia, la crítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”, te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Hay miles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal de figurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?

Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo? Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto. Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No me asustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no le preocupa el que nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tu menosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.

¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policía llamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del país por su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yo soy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?

Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en el Evangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual. Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que así piense la hija de un candidato presidencial!

“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas, quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos y quesos españoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no se atienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de la prole, por el contrario, deben hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben comer carbohidratos (tortillas), deben estudiar en salones sin computadoras, deben apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre gana en una semana.

Cuando leas estas líneas has el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevas puesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígena gana durante un año de trabajo duro?

Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vives en una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sino un título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de los obreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.

Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste en casa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de la clase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una persona que desprecia al proletariado?

Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuela pública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponerte a trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan sus estudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunos trabajan desde niños.

Paulina, haz puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que es más grave: pones en peligro en riesgo el futuro de México.

Fuente: http://www.noticiasmvs.com/blogs/el-banquetazo/querida-paulina-pena-pretelini-807.html



QUE OPINAS?






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miércoles, 3 de agosto de 2011

PADRE, PAPA, PAPI


Hasta hace menos de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como un verdadero dictamen de Dios. Imperaban normas estrictas de educación: Nadie se sentaba a la mesa antes que el PADRE, nadie hablaba sin permiso del PADRE, nadie repetía el almuerzo sin el permiso del padre, nadie se levantaba de la mesa si el padre no se había levantado antes; por algo era el PADRE.

La madre fue siempre el eje sentimental de la casa, el padre siempre la autoridad suprema.

Cuando el PADRE miraba fijamente a la hija, esta abandonaba todo; a una orden del PADRE los hijos varones cortaban leña, alzaban bultos o se hacían matar en la guerra.

Todo empezó a cambiar hace unas cuatro décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en PAPÁ.

El mero sustantivo era ya una derrota.

PADRE es una palabra sólida, rocosa, imponente; papá es un apelativo para oso de felpa o para perro faldero; da demasiada confianza.

Además, la segunda derrota es que papá es una invitación al infame tuteo, con el uso de PAPÁ el hijo se sintió autorizado para protestar, cosa que nunca había ocurrido cuando el papá era el padre.

A diferencia del padre, el papá era tolerante.

Permitía al hijo que fumara en su presencia, en vez de arrancarle los dientes con una trompada, como hacía el padre en circunstancias parecidas.

Los hijos empezaron a llevar amigos a la casa y a organizar bailes y bebidas, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban en voz baja: “bueno, por lo menos tranquiliza saber que están tomándose unos tragos en casa y no en quién sabe dónde.

El PAPÁ marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo.

Los hijos empezaron a comer en la sala mirando la tele, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa; tomaban el teléfono sin permiso, sacaban dinero de la cartera de papá y usaban sus mejores camisas. La hija comenzó a salir con pretendientes sin chaperón y a exigirle a papá que no le pusiera mala cara al insoportable novio y que le ofreciera que, en vez de llamarlo "señor González", como habría llamado al padre, que lo llamara simplemente "Tato".

PAPÁ seguía siendo la autoridad de la casa, pero una autoridad bastante maltrecha. Nada comparable a la figura prócer del padre.

Era, en fin, un tipo querido; lavaba, planchaba, cocinaba y, además, se le podía pedir un consejo o también dinero prestado.

Y entonces vino PAPI.

PAPI, me llevo el carro, dame para gasolina.

Le ordenan que se vaya al cine con mami mientras los hijos están de fiesta y, que cuando vuelvan, entren en silencio por la puerta de atrás.

Tiene prohibido preguntarle a la nena quién es ese tipo despeinado que desayuna descalzo en su cocina. Ni hablar de las tarjetas de crédito, la ropa, el turno para ducharse, la afeitadora, el ordenador, las llaves. Lo tutean y hasta le indican cómo dirigirse a ellos:

¡PAPI, no me vuelvas a llamar "chiquita" delante de Jonathan!


Aquel respeto que inspiraba el padre y, hasta cierto punto el papá, se transformó en exceso de confianza además de convertirse en un franco abuso hacia papi:

¡Oye papi, se me está acabando el whisky!, ¡oye papi, anda a comprar pan!


No sé qué seguirá después de papi. Supongo que la esclavitud o el destierro definitivo.

Yo estoy aterrado, después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de mis hijos, mis nietas han empezado a llamarme ¡¡¡"pa"...!!!

CREO QUE QUIEREN DECIR

¡¡¡ PA'NADA SIRVES...!!!




JCNP



SALUDOS DESDE ESTE PLANETA LLAMADO TIERRA

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sábado, 2 de julio de 2011

MUJER MODERNA O MUJER ..... SIMPLEMENTE MUJER








MONOLOGO DE UNA MUJER MODERNA


Son las 6,00 a.m. el despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared, estoy acabada, quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc. si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores. todo, menos salir de casa, meter primera y tener que poner el cerebro a funcionar.


Me gustaría saber quién fue la bruja imbécil, la matriz de las feministas, que tuvo la grandiosa idea de reivindicar los derechos de la mujer, y por qué hizo eso con nosotras, que nacimos después de ella.


Estaba todo tan bien en el tiempo de nuestras abuelas: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas con sus amigas, decorando la casa, podando árboles, plantando flores, recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos. la vida era un gran curso de artesanos, medicina alternativa y cocina.

Y después se puso mejor, teníamos servidumbre, llego el teléfono, las telenovelas, la píldora, la tarjeta de crédito, ahora el Internet!!


¡Cuántas horas de paz!


Hasta que vino una pendejita, a la que por lo visto no le gustaba el corpiño, ni dedicarse al hogar, vino a contaminar a varias otras rebeldes inconsecuentes con ideas raras sobre 'vamos a conquistar nuestro espacio'. ¡qué espacio ni qué la chingada!


¡Si ya teníamos la casa entera! todo el barrio era nuestro, el mundo a nuestros pies!!! teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse...y ahora... ¿donde carajos están, dondeeee?

Acabamos muertas ni hacer el amor queremos, nos duele la cabeza, argumentamos mil tarugadas por cansancio...


Nuestro espacio... ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, huyen de nosotras, como el diablo de la cruz, les damos miedo, tanta pinche independencia acabo por hacerlos huir o en el peor de los casos ya no saben que ellos mantenían la casa y nosotras terminamos por mantenernos... pues claroooo!!!


Ese chistecito, acabó llenándonos de deberes. y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo de la soltería crónica aguda!!!


Antiguamente los casamientos duraban para siempre. y ahora si te divorcias hasta hay que mantenerlos a los @#%&&&"#!!!


¿Por qué, díganme por qué, la liberación femenina????...que sólo necesitaba ser frágil y dejarse guiar por la vida, comenzó a competir con los machos...

Miren el tamaño del bíceps de ellos y miren el tamaño del nuestro. estaba muy claro, cada quien en su sitio desde adán y eva....liberación femenina...esto no iba a terminar biennn, claro que NO!!!


No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con bubis y trasero durito y bien parado, para lo cual tengo que matarme en el gimnasio, además de morirme de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo, tener que resolver la mitad de las cosas por el celular, instalarme todo el día frente a la pc trabajando como una esclava (moderna, claro está), con un teléfono en el oído y resolviendo problemas uno detrás de otro, que además ni son mis pinches problemas!!!


Todo para salir con los ojos rojos (por el monitor, claro, porque para llorar de amor, ni tiempo hay). y mira que teníamos todo resuelto!!!

Estamos pagando el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar delcurrículum impecable, lleno de diplomas, doctorados y especialidades.

Nos volvimos 'súper mujeres, pero seguimos ganando menos que ellos y de todos modos nos dan órdenes estos cabroness!!


¿¿¡¡¡QUÉ PASAAAAAA!!!?? ¡¡¡YA BASTAA!!!


Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, que me dé serenatas en la ventana. si nosotras ya sabíamos que teníamos un cerebro y que lo podíamos usar. ¿¿para quééééé había que demostrárselo a ellos, a ver para queeeeeeee??


Ay, Dios mío, son las 6:30 am y tengo que levantarme... ¡que fría está esta solitaria y grandísima cama!...carajos!!!!...quiero que un maridito llegue del trabajo, que se siente en el sofá, que disfrutemos de una cena juntos, que me haga el amor muy rico, que me haga sentir mujer.... porque descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera que atragantarme con un sándwich y una coca-cola light mientras termino el trabajo que me traje a casa, para variar.


No, mis queridas colegas, inteligentes, realizadas, liberadas.... y ........ abandonadas!!!! Estoy hablando muy seriamente...........renuncio a mi puesto de mujer moderna.


¿ALGUIEN MÁS SE SUMAA...???????


Dedicado a todas las mujeres bellas y femeninas que conozco y a los hombres que creen que no necesitamos de ellos porque somos muy independientes a ver si les cae el veinte y nos apapachan aunque sea con una...

llamadita al celular no??







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miércoles, 29 de junio de 2011

EL ENAMORAMIENTO, UN EFECTO EN EL CEREBRO SIMILAR AL DE LA COCAÍNA


Ø - Develan la compleja trama cerebral del amor romántico mediante resonancia magnética

- Ø No es una emoción básica, sino un proceso serio y metódico que pone a trabajar 12 zonas

- Comienza en el primer quinto de segundo después del flechazo, según investigaciones


Enamorarse no es tan simple como parece, pero sí muy rápido. Esos sentimientos abrumadores de estar sincera, loca y profundamente enamorado son resultado de una compleja y veloz actividad cerebral.

Estar enamorado –a, con más precisión, tener un intenso anhelo de unión con otro, que conlleva componentes químicos, cognitivos y conductuales – es un asunto bastante complicado.

Según nuevas investigaciones, no es una emoción básica, como algunos pensaban, sino un proceso serio y metódico que pone a trabajar 12 zonas cerebrales al mismo tiempo para producir y sostener ese momento mágico. Y se ha descubierto que la primera actividad específica en el amor comienza en el primer quinto de segundo después del flechazo.

Conforme al nuevo estudio, titulado The Neuroimaging of Love, regiones cerebrales de nombre nada romántico, como el giro dorsolateral frontal medio y el giro cingular anterior, así como sustancias químicas tales como el factor de crecimiento nervioso, la dopamina y la oxitocina, se combinan para orquestar esos sentimientos. Algunas de estas zonas son las que se activan cuando las personas están bajo la influencia de drogas inductoras de euforia, por lo cual enamorarse podría tener en el cerebro un efecto similar al de usar cocaína.

Aunque muchas teorías incluyen al amor entre las emociones básicas, es mucho más que eso, afirma la doctora Stephanie Ortigue, quien encabezó el estudio. El amor comprende emociones básicas y también complejas, motivaciones hacia un objetivo, representación corporal, evaluación y cognición.

A más esfuerzo más oxígeno

El amor pasional, durante mucho tiempo dominio exclusivo de poetas, escritores y artistas, es estudiado cada vez más por los científicos. En el centro de la investigación están las imágenes de resonancia magnética, tecnología relativamente nueva para observar la actividad cerebral. Mientras más se esfuerza una zona del cerebro, más oxígeno consume.

La resonancia magnética detecta el incremento en el flujo sanguíneo necesario para suministrar ese oxígeno. Se ha usado en muchos campos, desde el estudio de trastornos cerebrales hasta el detector de mentiras. Uno de los nuevos campos es la ubicación de zonas cerebrales participantes en determinados procesos de la mente, en especial las emociones y la conducta, con inclusión del impulso sexual y el amor.

Seguir el curso del amor verdadero a través del cerebro no es un mero ejercicio académico. Entender las redes cerebrales que se activan durante el amor puede ayudar a los médicos a comprender mejor los problemas de las relaciones y la conducta sexual. Podría brindar a médicos, sicólogos y terapeutas nuevos tratamientos para parejas que sufren de adicción al amor, privación o rechazo.

Mientras mejor entendemos el amor, mayor es nuestro respeto por la significación y la potencia de su función en la salud física y mental, comenta la doctora Ortigue.

En la investigación del amor por resonancia magnética se realizan escaneos cerebrales de voluntarios, hombres y mujeres, luego de mostrarles estímulos visuales relacionados con su pareja o ser amado. Luego se analizan los resultados para ver en qué sector del cerebro hay actividad. Actualmente se llevan a cabo seis estudios sobre el tema, con escaneos de 120 personas. La doctora Ortigue y colegas de las universidades de Syracuse y Virginia Occidental, en Estados Unidos, y del Hospital Universitario de Ginebra, en Suiza, han analizado los resultados para configurar un mapa amoroso del cerebro.

En uno de los experimentos, se escaneó el cerebro de 17 hombres y mujeres a quienes se describió como verdadera, profunda y locamente enamorados de sus parejas, mientras contemplaban una foto del ser amado durante 17 segundos. Los escaneos mostraron aumento de actividad en las zonas conocidas como núcleo caudado y putamen, asociadas con la dopamina y con las sensaciones de euforia y recompensa. También había actividad en otras zonas de dopamina, las mismas que se activan en las personas que consumen cocaína.

Se ha detectado aumento de actividad asimismo en el hipocampo posterior, área que interviene en las asociaciones mentales y de memoria, al igual que en zonas que procesan emociones y recompensas. En cambio hubo descenso de actividad en zonas asociadas con la ansiedad y el miedo.

En general, los análisis de la doctora Ortigue muestran que el amor pasional abarca zonas cerebrales que intervienen en la emoción, la motivación, la recompensa, la cognición social, la atención y la autorrepresentación o imagen corporal.

La actividad en estas áreas conduce a cambios en los niveles de ciertas sustancias químicas en el cerebro enamorado, como aumentos en dopamina, oxitocina, adrenalina y vasopresina, y decrementos en serotonina, todo lo cual redunda en los clásicos síntomas amorosos, como pensar obsesivamente en el ser amado, anhelar una unión con ella o él, euforia y mayor energía.

La dopamina se asocia con sentimientos de euforia, motivación, actividad motora, deseo, anhelo y adicción, en tanto la adrenalina eleva la atención individual e impulsa la memoria de corto plazo, la hiperactividad y la conducta orientada a un propósito.

La importancia de la dopamina se ha mostrado en varios estudios con animales. Cuando una hembra de topillo de las praderas se apareó con un macho, sus niveles de dopamina aumentaron 50 por ciento. Los niveles de oxitocina (la llamada hormona del arrumaco, liberada en respuesta a estímulos como el roce de piel con piel) también subieron, al igual que los de vasopresina, que también promueve las formación de relaciones. Cuando se inyectó a la hembra una droga que bloquea la actividad de la dopamina, perdió interés por el macho.






Factor de crecimiento nervioso

La proteína llamada factor de crecimiento nervioso, o FCN, también interviene. Investigadores de la Universidad de Pavía, en Italia, midieron los niveles del factor en la sangre de 58 hombres y mujeres que se habían enamorado en fecha reciente, y en dos grupos de control. Los niveles de FCN eran significativamente mayores en los enamorados.

Los niveles más altos se observaron en hombres y mujeres que acababan de enamorarse, en comparación con los que estaban en relaciones más prolongadas. Los investigadores también descubrieron que, a mayores niveles de la proteína, más intensa la relación. Ambos hallazgos sugieren que el FCN podría intervenir en etapas muy tempranas del amor.

“Nuestros datos demuestran por primera vez que los niveles circulantes del factor de crecimiento nervioso son elevados entre las personas enamoradas, lo cual sugiere una función importante de esta molécula en la ‘química social’ de los humanos”, apuntaron los investigadores.

Un equipo de la Universidad Rutgers, en Estados Unidos, también ha estudiado la actividad del cerebro y el amor romántico. Su teoría es que el amor romántico es uno de los tres primeros sistemas cerebrales que evolucionaron en aves y mamíferos hacia la reproducción directa.

La sugerencia es que el impulso sexual evolucionó para motivar a los individuos a buscar entre una gama de parejas potenciales, en tanto la atracción y el amor romántico evolucionaron para impulsarlos a preferir y perseguir parejas específicas, y el apego evolucionó para estimularlos a permanecer unidos el tiempo suficiente para completar sus responsabilidades paternas.


Personas rechazadas

Los investigadores, que también realizaron trabajos con personas rechazadas en el amor, afirmaron que el poder del amor es más fuerte que el del solo impulso sexual.

El amor romántico es más fuerte que el impulso sexual porque quienes son rechazados en sus proposiciones sexuales no se suicidan o matan a alguien. En cambio, los amantes abandonados en ocasiones hostigan, cometen suicidio u homicidio o caen en depresión clínica.

La colección de áreas cerebrales activas en el amor pasional o romántico parecen ser específicas en ese tipo de amor, pues las investigaciones muestran que el amor maternal y el incondicional involucran otras zonas.

Un estudio de la Universidad de Montreal, en Canadá, referente al amor incondicional, muestra que éste activa las regiones cerebrales BA 13 y BA 32, que no participan en el amor romántico o el maternal.

Al igual que en el amor romántico o en el maternal, la naturaleza gratificante del amor incondicional facilita la creación de fuertes lazos emocionales entre humanos. Tales lazos emocionales robustos pueden tener un aporte esencial para la preservación de la especie humana, consideran los investigadores.

La doctora Ortigue y sus colegan creen que 12 áreas del cerebro participan en el amor pasional: núcleo caudado/putamen, tálamo, zona ventral tegumental, giro anterior, hipocampo, occipital, región occipito-temporal/fusiforme, articulación giro angular/temporo-parietal, giro dorsolateral frontal medio, giro temporal superior, y giro precentral.

Pero, ¿qué ocurre primero? ¿Qué desencadena ese torrente de actividad cerebral? Un nuevo estudio, que será publicado en breve por la doctora Ortigue, ofrece algunas pistas. Los investigadores usaron un electroencefalograma de alta densidad para medir el volumen de actividad eléctrica en las neuronas del cerebro.

Los resultados revelan que cuando se muestra a las personas el nombre del ser amado, la actividad eléctrica se acelera. La actividad se dispara con rapidez a nivel preconsciente, en el curso de 200 milisegundos, en una de esas 12 áreas del cerebro: el giro angular.

Esta zona participa en el procesamiento de imágenes visuales, sonidos, comprensión del lenguaje, metáforas y autorrepresentación corporal. Las personas que tienen dañada esta zona padecen síntomas clásicos, como depresión, mala memoria, frustración, relaciones personales conflictivas, beligerancia, dificultad con las metáforas y trastornos en la autorrepresentación corporal.

Estos resultados tentativos sugieren que el cerebro responde al estímulo del ser amado en ciernes en menos tiempo de lo que se lleva parpadear. Tal vez los románticos, que han propagado desde hace mucho tiempo la idea del amor a primera vista, tengan razón después de todo.

© The Independent



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miércoles, 30 de marzo de 2011

RIGO TOVAR: RÉQUIEM PARA UN ROCKERO QUE TOCA EL GÜIRO

1.

Rigo Tovar canta con una voz desaceitada. No es tenor y siempre desafina sus canciones. En ellas viaja del desierto al mar y de un restaurante gringo a la selva chiapaneca. A los de la clase alta les da comezón en los oídos.

Rigo Tovar alborota esqueletos en la pista. A ojo de águila sus conciertos son una marabunta en las plazas que se mueve al ritmo asincopado de la cumbia, como si el viento moviera un campo de pasto. Un slam con güiros y sintetizadores.

Rigo Tovar engendra lo imposible: un sirenito. Sus escenas marinas lo revuelcan al éxito. En el fondo del mar lo juzga la corte de neptuno. Lo acusan de comerse a una sirena en el desayuno.

Rigo Tovar inventa fauna: un pájaro chogüí que picotea naranjas en un árbol. Rigo Tovar le escribe un testamento a todas sus mujeres: María, Concepción, Teresa, Leticia, Amparo. Rigo Tovar se autodefine en una canción: escandaloso, despreocupado y vacilador. Un artista de corazón.

Rigo Tovar tiene los dedos en carne viva de tanto rascar las cuerdas de su Silverstone. Procura que el dolor le borré los sentimientos. Es su forma de concentrarse. Ya prendido hace círculos con el micrófono en el aire. Es un Jim Morrison a la mexicana.

“Muy buenas noches mi querido público. Ante ustedes, los muchachos del conjunto Costa Azul y su servilleta, el inolvidable Rigo…”

2.

Era como siempre se había imaginado ser rockstar: Parado en un escenario, con mujeres aporreando su pecho; un Rolls-Royce blanco a la entrada de su casa, asientos cubiertos de piel, picaportes dorados; un Ferrari pintado de rosa mexicano, una leyenda brillante en el parabrisas: Costa Azul. Y sobre todo, gente. Cuántas personas cubriendo a zancadas sus conciertos.

Quién iba a sospechar que Rigo se convertiría en un faro. Estas eran las cosas que fijaban la luminancia de un rockstar: el hombre vino con sus sintetizadores a tocar cumbias y convirtió lo naco en un esplendor. Rigo hizo del rock y la cumbia una estética propia. Algo tan pegajoso como la brea, pero tan surrealista como Magritte.

En las entrevistas por radio, las mujeres se le encaramaban en el pecho. Querían escuchar el eco de sus sabias ocurrencias que navegaban más bien entre la abulia y la timidez. Parecía sufrir del letargo de quien se aburre oyéndose contar la misma historia de sí mismo.

La prosa de Rigo era tan enredada como una madeja de estambre. Lo que muchas veces quiso decir se resumía en los balbuceos de un jugador de futbol al final de un partido. Lo mismo podía expresar su amor por México que explicar el modo en que componía sus canciones, porque Rigo, como pocos músicos mexicanos, era su propio compositor.

“La música yo la proyecto como debe ser. Le doy su introducción, el tema vocal, un pequeño cambio de tonos, arreglitos, la transición que es el goce, y el final, nunca debe perderse el primer tema vocal”, cuenta Rigo en el documental Rigo, una confesión total.

Si lo ponemos en una báscula, Rigo pesa lo mismo que un cantante de ópera pero para el populacho. Un divo del güiro y las maracas. Actualmente, a Rigo le construyen altares de elogios en decenas de blogs en Internet. Hasta la fecha, nadie ha logrado tener casi 500 clubs de fans en México. Nadie.

No bastaban las orejas para disfrutar del histrionismo de Rigo en un escenario. Bajo aquellas carpas, la voz se le dilataba con un cuerpo que jamás había cobrado en las cantinas, cuando era niño. Ahí estaba parado con sus trajes de gala y las camisas de terciopelo azul de sus cantantes.

Rigo tiene ese carisma escénico que empuja a sus fanáticos a rentar camiones para perseguirlo por todo el país y Estados Unidos. Los conciertos masivos se han vuelto una engañosa costumbre, y Rigo sólo quiere sentarse a comer el pastel de chocolate que le regaló una de sus fans, en la ciudad de México. Mientras, la prensa de espectáculos vive del ritual de fabricar etiquetas rosas: el ídolo de las multitudes, Leyenda de la música grupera, el hijo predilecto de Houston, el Sirenito…

Los conciertos eran un desastre. La locura. Cuando legaba a las presentaciones lo hacía entre 10 ó 15 guardaespaldas. La policía se hacía de golpes con la gente en el escenario.

Siempre tenía una botella de coñac, era su bebida preferida. Si la cumbia surge del sincretismo musical de aborígenes negros y europeos en Colombia. La genealogía de Rigo navega entre lo tropical, lo norteño y lo kitsch.

3.

Cuando Rigo decidió tocar a Haydn en la Arena México fue abucheado. El hombre con el cabello crespo y escamas en las piernas escuchaba a Strauss Verdi, Rossini y Chopin. A sus músicos les hacía interpretar lo clásico y su público prefería rebotar entre brazos y caderas. Todos en un sabroso desconcierto.

Rigo era un cantante de cumbia que se subía a los aviones como si fueran taxis. En 1992 ya viajaba de Chicago a Las Vegas, de Hollywood a Nueva York y de San Francisco a Londres. Terrenos baldíos, ferias de pueblo, palenques, salones de baile, teatros, arenas de box, estadios, puentes, callejuelas. No cabía ni una tuerca.

Jimi Hendrix y Janis Joplin acaban de morir cuando Rigo ya meneaba el micrófono a su estilo. Ya brincaba. Ya zangoloteaban su guitarra. Ya cantaba: Perdóname mi amor por ser tan guapo / simplemente es un regalo Celestial / que quieres las mujeres me persiguen / me han convertido en su objeto sexual.

No parecía ser suya esa voz que había incendiado a públicos tan gélidos como los de Austin Texas. Porque hasta en ese estado hay un día dedicado a Rigo: 31 de agosto de 1978. El hijo predilecto de Houston era un migrante.

Corren tiempos en que las que el rock se tocaba en sótanos y en pequeñas reuniones. La sombra de Avándaro, el concierto con el que la clase política se escandalizó y censuró el rock en 1968, aún cobraba factura. No había espacio para los rockeros, pero si para la cumbia, la banda y los sonidos guapachosos, como el de Rigo.

En la década de los años setenta y ochenta, la androginia de David Bowie y T-Rex no le hacían competencia al desenfado de Rigo en México. Los Ramones en Estados Unidos o los Sex Pistols en Inglaterra apenas entraban a las disqueras.

Más allá, en la dimensión del espectáculo, estaba el Rigo acróbata que corría, saltaba y bailaba al estilo The Clash en Should I stay or should I go. Caminaba como equilibrista sobre el hilo de las ilusiones perdidas de los jóvenes de aquella época.

Es un icono: el cabello crespo, largo. Los Ray-Ban vintage. Las cejas greñudas. El mentón rotundo. Los pantalones entubados. La nariz chata como de tiburón. Un príncipe mestizo.

Mantenía un ritmo de 10 a 14 presentaciones mensuales. En todas, el público se apretujaba entre sí como los estoperoles a su chaleco de cuero. Con los efectos del sintetizador y las maracas al fondo Rigo hacía el paso de moonwalk pero estático. Levantaba las dos piernas y las estiraba en el aire.

Uno de sus pasos más famosos era el de Ángel. Como si se tratara de un títere, Rigo se tomaba un trozo de cabello y lo empujaba dando un paso hacia adelante. Sonreía con una sonrisa fija, plácida; una sonrisa que decía amor y paz camaradas. Después, como si a un robot le quitaran las baterías, Rigo Tovar siempre se desconectaba al final de cada canción.

Hay en México un tianguis que exhibe el rostro de Rigo: se le ve todo galán. Los colores fuertes y ácidos que lo rodean (azul y verde) golpean con el impacto de un guitarrazo en el que parece no haber lugar para la contemplación estética. El tianguis es de rockeros y Rigo es parte de ese museo.

4.

Como una ofrenda a su madre Rigo se tatuó una mariposa en su brazo izquierdo. Mamá Sarita, jamás te olvidaré. XI-VII-MCMLXXIV. Una vez le dijo:

“Y si dios te diera un hijo/ háblale mucho de mi / dile que no te abandone/ como tú me hiciste a mí/ si tiene los ojos negros/ y si se parece a ti/ dale un beso que tu madre/ le dejó antes de morir.

“En el circo trabajaba un artista que se llamaba Rigo. Era alambrista. A mi señora se le grabó el nombre de Rigo y dijo que cuando tuviera un nuevo vástago le iba a poner Rigo” cuenta su padre como quien se inventa una historia para justificar el éxito.

“Su madre había sido la mujer más decisiva en la vida de Rigo, algunos días le llevaba serenata con una guitarra de dos cuerdas” revela su tía.

Si las mariposas representan la transformación en la vida, la madre de Rigo le dio un aletazo en la memoria y le dedicó un LP entero.

“Porque abandone a mi madre/ y solita la deje/ sin darme cuenta si quiera/ si tenía de comer/ hasta que llego la noche/ en que muerta la soñé/ y hecho un loco fui a buscarla/ pero ya, no la encontré / decían que mi pobre madre sin saber ya lo que hacer / pedía de puerta en puerta/ que le dieran de comer/ y en el rincón de una iglesia/ muerta de frío tal vez/ sin exhalar una queja paso toda su vejez…


5.

Polvo y sol. Una casa endeble donde los niños se corretean unos a otros. Un barrio pobre, diría Rigo. Las ruedas del tren en las vías les hacían vibrar los talones. En Matamoros, Tamaulipas (al noreste de México), las canciones se le fueron acumulando en la cabeza. Era un panal de frases hechas y lugares comunes.

“Yo me llamo Rigoberto Tovar García. Nací en el año de 1965 en Matamoros, Tamaulipas. Vivo en la avenida Primero de mayo. Soy soltero. Vivito. Me gustan mucho las mujeres. Me pongo a la orden de usted. No vicios. No licor. Mido 1.68. Peso 59 kilos. Me pongo a la orden de usted”, mascullaba Rigo al principio de sus conciertos.

En las cantinas de Matamoros lo miraban como a un payaso callejero. Ni un aplauso. Pocas monedas. Una noche tuvo un vago sueño fronterizo. Entrevió el desierto, el aire vibrando por el calor. Era él cruzando la frontera.

“Yo fui muy pobre. Mis padres no tenían para comprarme zapatos. No tenían para comprarme libros. Cuando llegaba a la escuela me regalaba la maestra porque no llevaba libros sólo un cuaderno. Éramos diez de familia. En el tiempo de frío cuando teníamos que ir a la escuela temprano, salíamos cuando la tierra estaba caliente, no teníamos suéteres. En la escuela los niños ricos me humillaban. Se burlaban de mí. Me hacían menos”, cuenta como si narrara una leyenda.

“Su infancia fue muy dura. Yo trabajaba en la panadería y él venía a trabajar. Era muy buscavidas. Se iba a las cantinas a cantar y su papá lo sacaba a golpe— cuenta su tía en el documental Rigo, una confesión total.

“Yo llegué a Estados Unidos con 30 centavos. Allá empecé a trabajar en una pizzería. Después en la soldadura. Fue ahí donde me empecé a enfermar a mis ojos. Después me hice albañil”, narra el cantante.

Un día en Texas a Rigo se le complicó la vista. Tenía enfrente más sombras que de costumbre. Llegaron como un tamborazo repentino, a cegar. Rigo acudió con un especialista en Londres. Allá empezó un tortuoso tratamiento con piquetes de abejas en el cerebro.

El doctor terminó de hurgarle las cuencas de los ojos y le dijo con desaliento: “Tienes retinitis pigmentosa”. Se quedaron unos segundos sin hablar. Luego el médico se espabiló con una sonrisa: “Pero tienes a tus fans, Rigo”.

A los cuarenta años Rigo se quedó ciego. Al escenario siempre llegaba con alguno de sus secretarios particulares: José Morales o Javier Ronquillo. En las iglesias le rezaban misas enteras para que recuperara la vista. Los curas le rezaban a una estrella de rock. Por sus ojos. Por su música.

“Cuando a mí me agarra la inspiración es algo que me saca fuera de la realidad pienso y sueño y estoy formando la letra en mi cabeza. En mi mente”, se justificaba en las entrevistas radiales.

En la ceguera, Rigo no se quedó tan solo: tuvo creyentes a primer oído. Hay que visitar la disquera Melody, en la zona de Polanco en México, y recordar en voz alta el nombre del Sirenito. Patricia Hernández fue una de las que siempre estuvo para contemplar el cabello renegado de Tovar.

“Él fue como un segundo padre. Toda la confianza que yo no tuve en mi padre estuvo en él, me orientaba sabía cuándo tenía problema”, cuenta ella.

Aquel Rigo que aparecía en el cine radiante en los ochentas, lucía en noviembre de 2004 con las hebras del cabello cenizas. En los pómulos se le hunden unas ojeras azulencas. La malcrecida. Una figura trágica y descompuesta. Una gárgola de sí mismo.

Patricia lo admiró en la sala de su casa, ya retirado. “No me veas con esos ojos de huevo cocido”, le advirtió Rigo.

—¿Tuvo un romance con él?

—No—Patricia ríe como quien oculta un secreto—Yo tenía 17 años y me quería rebelar ante mis papás. Él me dijo que tratara de entenderlos. Fui captando sus palabras, me gustaron sus consejos y lo seguí frecuentando.

—¿Se enamoraron?

—No, si una mujer se le acercaba respetuosamente Rigo respetaba. Su equipo de seguridad nos cuidaba que los hombres no se pasaran de listos.

—Pero Rigo era muy mujeriego…

—A veces me llegué a desmayar porque me daba mucha emoción verlo bailar y cantar. Pero nada más.

—Cuénteme de Rigo y las drogas.

—No, ahí sí no sé.

—¿Mariguana?

—La verdad yo no sé, sólo dios, pero sí necesitaba algo. Al principio sí fumaba mucho porque trabajaba seis días seguidos sin parar. Día y noche.

—¿Y la locura de Rigo?

—Pues hubo un tiempo en que ya no coordinaba. Inventaba nombres de presidentes. Se quedaba pasmado. Pero después volvió en sí. Él era muy creyente, siempre mencionaba a dios.

Ya en su casa, en la colonia Álamos, de la Ciudad de México, Rigo plasmó sus manos en una tina de concreto. Patricia conocía la manera de sentarse, la mirada coqueta, el brillo. Observó sus ojos ciegos y le pidió una canción:

Ven a mi mundo color de rosa para que veas como vivo yo/ Ven a mi mundo color de rosa para que cantes como canto yo/ olvida tus sufrimientos también tus penas/ por un momento ven a cantar conmigo/ a bailar feliz como lo hago yo…

Meses después, el 27 de marzo de hace seis años, Rigo falleció. Vinieron los homenajes, los formalismos. Lo acechó un coro de idólatras. En la carretera a Reynosa, Tamaulipas, le hicieron una estatua en bronce. Su cabello se convirtió en una esponja de ramas. Con su mano predica amor y paz. En la costa Playa Bagdad cambia de nombre a Costa Azul. Donde creció, la calle Primero de mayo, lleva su nombre.

Quedan las palabras de Rigo escritas con manchas de aceite en el corazón de Patricia. “Adiós chiquititita”.

6.

Colofón

“Si lo mexicano es naco y lo mexicano es chido entonces verdad de Dios, que todo lo naco es chido”, inmortalizó Rigo.





Alejandro Saldivar